Publicado el viernes 20 de marzo de 2020 por Agronomia Uchile
En Chile, el COVID-19 se superpone al convulso escenario tras el estallido social, lo cual a su vez es simultáneo a una de las mayores sequías de las que se tenga registro en el país. En ello, desde el pasado octubre, los chilenos han lidiado con retos relativos a cómo “moverse” en sus sistemas alimentarios locales, enfrentando interrupciones en el transporte público o supermercados inutilizados. Hay lecciones muy relevantes que podemos sacar de esa experiencia, pero también nuevos retos que se plantean y deben ser atendidos con urgencia.
Chile, que se presenta como “Potencia Alimentaria” y que es en efecto el principal exportador del hemisferio sur en frutas y salmón, abastece su demanda interna de productos frescos principalmente a través de la pequeña agricultura. Incluso antes del 18 de octubre y del COVID-19, esa agricultura ya era muy vulnerable, dadas las limitaciones en términos de acceso a tecnologías y mercados; así como a una edad promedio de 55 años, sin en muchos casos generación de recambio. Por otro lado, los consumidores chilenos han mostrado cada vez mayor preferencia por comprar en los supermercados frente a las ferias libres. En los supermercados, los alimentos ultra procesados se venden a precios relativamente asequibles y, en contraste, los productos frescos son más caros que en los canales tradicionales…